Quinto Día de Novena al Señor Sepultado, Con Fervor y Devoción a tu Consagración

Empapadas en vuestra sangre Purísima las calles de Jerusalén quedaron mudas y como avergonzadas de haber presenciado vuestro martirio; el sol se oculto por no presenciar tanta iniquidad, y el mar se mostró bravo y enfurecido, enviando sobre las playas montañas de agua como si quisiera por este medio lavar la tierra del pecado horrendo de los gentiles.
Vuestra madre Santísima, sostenida por Juan, vuestro discípulo amado, y acompañada de algunas personas piadosas, siguió con el alma traspasada de dolor el santo entierro, el cual nos enseña que nosotros debemos seguir dócilmente vuestra doctrina y llegar hasta el fin, soportando los dolores y vicisitudes con la humildad y resignación, camino seguro del cielo para quien tiene la dicha de poseer estas virtudes, tan gratas a los ojos de Dios , nuestro Señor. Los deberes del buen cristiano se reducen a seguir vuestro santo ejemplo y preceptos, como la Virgen Maria siguió los restos sagrados de su amado Hijo, para poder un día presentarse antes Vos entre vuestros elegidos, en la Patria Celestial.

AMEN