La Oveja Perdida

Por: Sergio Osegueda

Cuantas veces nosotros no nos hemos descarriados, y de pronto encontramos una solución en Cristo Jesús, ¿Que acaso muchas veces olvidamos que Dios dejara a las 99 para buscar aquella que se ha alejado del redil?

Justamente eso es lo que nos ha recordado el pasado cortejo procesional con la venerada imagen de Jesús Nazareno de Santa Inés del Monte Pulciano en la Antigua Guatemala que como cada segundo domingo de cuaresma ha salido a recorrer las calles de la ciudad colonial.

Con ese mensaje de la oveja perdida, representadas en ovejas, y trigo así como la misma imagen de Santa Inés del Monte Pulciano, el nazareno recorrió durante 12 horas las calles empedradas.

Así también la imagen de María Santísima de Dolores le ha acompañado en su caminar, portada en hombros de 20 damas por turno, quienes también realizaron  su recorrido penitencial al lado de la madre tal como lo hiciera en aquel camino al calvario.

Una de las características del cortejo procesional y del propio templo, es su posición geográfica, pues se encuentra en el ingreso principal a la ciudad de Antigua Guatemala, lo que hace que el cortejo se traslade sobre la carretera previo a ingresar al centro antigüeño.

En su retorno, la calle de Chipilapa y la carretera de acceso se visten con las alfombras que los fieles van colocando al pie del nazareno y que le van abriendo el camino de rotorno al templo.

En punto de las 11:30 de la noche, el nazareno vuelve a su hogar junto a la imagen de la dolorosa, y con un sello especial, los miembros de las bandas tanto de Jesús como de María Santísima se unen para interpretar esa última marcha, la Mater Dolorosa y así concluir un segundo domingo de cuaresma lleno de bendiciones.