Una Velación Para La Buena Muerte

Por: Sergio Osegueda

Llevaste una cruz sobre tus hombros, pesada, que te hizo caer, que te abrió heridas, que te causo dolor… solo pedías a Dios por las almas de todos los que librarías con tu sangre, encomendarte para pedir una buena muerte.

Llegar el sábado de la segunda semana de cuaresma, un ambiente aromatizado por el incienso y el corozo inunda la basílica dominica, que ha colocado en velación a la imagen del nazareno que en ese templo se venera.

Con un rostro sereno, y una mano en señal de detener una caída, la imagen de Jesús Nazareno de la Buena Muerte es colocado en el altar mayor del templo, para que sea venerado por todos sus devotos.

El Nazareno toma su nombre dada la rogativa que es colocada a sus pies, y que hasta hace unos años se podía observar a un costado de su capilla, en la cual se indicaba que todo aquel que rezara ante la imagen por las almas de aquellos agonizantes y lo encomendara a Dios, estas personas tendrían un transito hacia la vida eterna sin sufrimiento alguno en esta, por lo cual tendrían una “buena muerte”.

Cabe destacar que la imagen cobra mayor auge de devoción desde la época de los 90 pese a que en décadas atrás aunque no salía en procesión ya contaba con sus devotos, no obstante en la actualidad la cantidad de fieles ha ido en aumento.

Es por eso que la noche del sábado de la segunda semana de cuaresma el nazareno como parte de su velación anual, es procesionado por las naves y el atrio del templo de Santo Domingo en lo que será un preámbulo de su cortejo mayor el tercer domingo de cuaresma.