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No era una mañana normal de un quinto domingo de cuaresma, era el domingo de la consagración de Jesús de la Caída!!!

No era una mañana normal de un quinto domingo de cuaresma, era el domingo de la consagración de Jesús de la Caída!!!

Jesús de La Caída

Atrapado en el refordado y famoso "Encierro" de la Finca Retana (Donde entregaban los turnos por aquellos años) me subí como Dios me ayudó al paredón que queda frente a la pequeña iglesita de San Bartolomé Becerra.  Justo atrás de la cruz. Ahí seguro tendría una mejor visual para grabar en mi memoria un hecho histórico y trascendental.

 

No era una mañana "Sanbartolera" ordinaria.   Para mí, a mis 16 años, sería la tercera vez que iba a llevar en hombros a mi Nazareno de La Caída, pero lo que la hacía verdaderamente especial esa mañana, ya rasgando el medio día, era que en esa oportunidad el dueño de la pintoresca aldeíta sería ungido con el óleo sagrado en frente, manos y pies al momento de ser consagrado.
 
Desde temprana hora nos habíamos hecho presentes en la aldea para recoger el turno con mi buen amigo, de muchos años ya, Manuel García, con quien nos embarcamos en esa aventura de cargar en aquella pequeña procesión, que apenas tenía más o menos 29 tandas (Contrastando grandemente con las 90 de hoy día).   Hacia las 11 de la mañana Jesús ya estaba en su anda procesional, la que se encontraba justo bajo la luz de la puerta de la iglesia dejando a Jesús de la Caída un metro y centavos fuera para quedar a a vista de todos los presentes.  Al rededor de la imagen y tomando como soporte el anda, se contaba con una estructura improvisada, a manera de andamio, donde el Obispo, Monseñor Ramiro Pellecer, caminaría para consagrarlo al finalizar la Eucaristía Especialmente preparada para la ocasión.
 
El momento fue por demás emocionante.  Mi adolescencia daba paso a la conciencia para saber e interpretar con tremenda claridad lo que veían mis ojos. Ahí fue donde cerré el lazo, el vínculo que me une para siempre con el Nazareno de la Caída.  Ver su consagración, participar de cerca, llevarle en hombros un par de horas más tarde.  Besar la almohadilla al recibir mi turno, gesto que tengo aún cuando tomo mi turno cada quinto domingo.

Jesús de La Caída

Adorno procesional en el día de la Consagración de Jesús de la Caída 5 de Abril de 1987.

El adorno, típico de la altarería antigüeña de don Virgilio Castillo, mostraba una plataforma verde menta rodeada de pequeñas conchas blancas.  Al frente, dos imágenes angelicales que simbolizaban la Fe y la Esperanza, para complementar con otra que venía en la parte posterior con el tema de la Caridad, complementando así las Tres Virtudes Teologales, tema escogido por la hermandad para esa feliz ocasión.  Si la memoria no me traiciona, Jesús de San Bartolo lucía una túnica morado intenso, sencilla, con pocos bordados.
 
En aquella oportunidad, al concluir la ceremonia de Consagración, pasado ya el medio día, la Tanda 1 fue llamada a ocupar su almohadilla para tener el privilegio de ser la primera en levantar a Jesús de la Caída ya consagrado.   Mi amigo Meme, por aquellos años era de la uno.  Yo era de la 12 y ya iba lejos.   Me tocaba por "San Luquitas".   Eran los años en los que podía uno cargar tres veces a Jesús con toda tranquilidad.   El recorrido no era extenuante ni provocaba la diaforesis que produce el sol abrazador que pega con fuerza desde tempranas horas de la mañana.  Finalmente se trataba de un recorrido de 12 horas y no de 18 o 19 como en la actualidad.
 
Finalmente llegó la 12 allá por "El Callejón del Burrito"  que era eso.  Un callejón que tenía chichicaste de ambos lados.  Casi no habían casas como ahora.  
 
Un recuerdo especial de ese año, fue cuando una de las figuras angelicales que portaban los símbolos de las Virtudes Teologales se aflojó a pocos metros donde tocaba mi tanda, razón por la cual el anda fue bajada al piso,  quedando quien les cuenta esta narración a escasos centímetros de Jesús de la Caída.  Ahí fue cuando hice la promesa de nunca fallar un Quinto Domingo a esa cita con el Nazareno de mis querencias,  aquel al que visito cada vez que el horario lo permite pues, para quienes van con frecuencia a San Bartolo, pueden atestiguar lo difícil que es encontrar la iglesia abierta en días que no sean domingo...  y menos fuera de la cuaresma.
 
Esta es mi anécdota con Jesús de San Bartolo,  sucedida el Quinto Domingo de Cuaresma, 5 de abril del año del Señor de 1987.
¡Saludos!
Salvador Sarazúa B.
Jesús de La Caída
Apreciamos la túnica llamada por algunos devotos de Jesús la Francesa, la cual ya había sido estrenada años atras de su consagración con la que fue solemnemente consagrado en Abril de 1987.
 

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